lunes, 14 de noviembre de 2011

Badolatosa, paraje natural de bandoleros



En el extremo Este de la comarca de Estepa se encuentra la localidad sevillana de Badolatosa conocida desde época decimonónica por las andanzas del legendario bandolero José María El Tempranillo.

Este pueblo blanco de la Sierra Sur sevillana ofrece al viajero, además de sus innumerables leyendas románticas de caballistas y salteadores, un incomparable paisaje natural en el entorno ribereño del río Genil a su paso por la localidad. Los parajes naturales de los embalses de Cordobilla y Malpasillo son un indudable atractivo turístico para el visitante donde podrá conocer la historia, evolución, flora, fauna y usos de uno de los principales afluentes del Guadalquivir.

El Paraje Natural Embalse de Cordobilla se localiza en el río Genil, en los términos municipales de Puente Genil y Badolatosa, y tiene una superficie de 1.460 hectáreas. También en el río Genil se encuentra el Paraje Natural Embalse de Malpasillo ubicado en los términos municipales de Lucena y Badolatosa, con una superficie de 512 hectáreas. Ambos fueron declarados parajes naturales en 1989. La localización de estos embalses, próxima a otros enclaves naturales de gran importancia, como las lagunas del Sur de Córdoba, con las que está bastante ligado, realza su interés ecológico al contribuir en la supervivencia de numerosas especies de aves protegidas, que tienen en estos espacios sus áreas de nidificación e invernada.

En cuanto a la vegetación hay que destacar los tarajales. En las orillas existe una densa vegetación compuesta fundamentalmente de eneas, juncos, cañas y carrizos. Entre las aves que pueden observarse se encuentran la malvasía, el calamón, la garza imperial y real, la garceta común, el ánade real, el pato cuchara, el aguilucho lagunero, el zampullín chico, la garcilla bueyera, la cerceta común, el porrón común, la focha común y la polla de agua. En los últimos años se viene observando también el flamenco común, la cigüeñuela, la avoceta, el chorlitejo patinegro y el chorlitejo chico. Las orillas y aguas someras están continuamente invadidas por numerosas especies limícolas en diferentes épocas del año.

Sin lugar a dudas el turista quedará prendado por el espectacular paisaje fluvial de los serpenteantes meandros como el de Portalejo, el arroyo Pontón, el cerro del Viento, la huerta de la Manga, las aceñas, la arquitectura rural y los restos de la explotación minera.

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